El ser humano es el único reservorio de
Haemophilus influenzae tipo b (Hib). El Hib causa diversas patologías que se
han clasificado en dos grupos: infecciones invasivas (sepsis, meningitis,
epiglotitis, celulitis, neumonía y osteoartritis) y formas clínicas no
invasivas. Las cepas de Hib causan enfermedad sistémica debido a la invasión y
diseminación hematógena hasta zonas distantes como las meninges, los huesos y
las articulaciones. El polisacárido capsular de tipo b es un importante factor
de virulencia que influye en la capacidad de la bacteria para evitar la
opsonización y causar enfermedad sistémica.
Aspectos epidemiológicos
El microorganismo se transmite por pequeñas
gotas de saliva a través del aire, o bien por contacto directo con secreciones
o fómites. Las cepas de Hib colonizan la nasofaringe de los niños en una
proporción del 3-5%. Ciertos grupos de población presentan una mayor incidencia
de enfermedad invasora por Hib que la población general. En algunos estudios la
incidencia de meningitis por Hib ha sido tres o cuatro veces mayor en los niños
de raza negra que en los de raza blanca. La edad a la que se observa la
incidencia máxima presenta algunas variaciones en los distintos grupos de
población, dependiendo en parte de la utilización de vacuna, aunque esta
infección afecta principalmente a los lactantes menores de dos años de edad.
Las infecciones por Hib son infrecuentes en los pacientes mayores de 6 años. La
mortalidad global por meningitis causada por Hib es de aproximadamente el 5%, y
la tasa de mortalidad es elevada. El 6% de los pacientes que sobreviven
presenta sordera sensorial permanente, y aproximadamente el 25% queda con
alguna minusvalía significativa. Cuando se incluyen las minusvalías más
sutiles, hasta la mitad de los pacientes que sobreviven presenta algún tipo de
secuelas neurológicas, como sordera parcial y retraso en el desarrollo del
lenguaje.
Aspectos clínicos
La manifestación más grave de la infección
por Hib es meningitis. Sus manifestaciones son similares a las de la meningitis
causada por cualquier otro patógeno bacteriano. Las características de inicio
más frecuentes son la fiebre y las alteraciones funcionales del sistema
nervioso central. La rigidez de nunca puede ser evidente o estar ausente. La
complicación más frecuente es el derrame subdural que se debe sospechar cuando,
a pesar de dos o tres días de tratamiento antibiótico adecuado, el lactante
presenta convulsiones, hemiparesia u obnubilación mantenida. La epiglotitis, es
una infección potencialmente mortal que cursa con celulitis de la epiglotis y
de los tejidos supraglóticos, y que puede causar obstrucción de las vías
respiratorias. El cuadro de laringitis y fiebre evoluciona rápidamente hacia
disfagia y babeo.
La celulitis por Hib se localiza
frecuentemente en la cabeza o cuello y las áreas afectadas adquieren en
ocasiones una coloración azul-rojiza característica. La mayoría de los pacientes
presenta bacteriemia. El Hib también causa neumonía en los lactantes. La
infección es clínicamente indistinguible de otros tipos de neumonía bacteriana
excepto por el hecho de que tiene una mayor tendencia a afectar la pleura.
Medidas de prevención
Existen vacunas para la prevención de la
Hib. La serie primaria consiste en 3 dosis comenzando a los 2 meses de edad (2,
4 y 6 meses); se completa con una dosis de recuerdo a los 18 meses. El
intervalo óptimo entre dosis es de 2 meses (mínimo 1 mes). La dosis de recuerdo
debe separarse al menos 2 meses de la última dosis de la serie primaria. Los
niños no vacunados según calendario (2, 4, 6, 18 meses) se vacunarán
dependiendo de la edad según las siguientes indicaciones:
a. Edad 2-6 meses: 3 dosis con 2
meses de intervalo entre ellas más recuerdo a los 18 meses.
b. Edad 7-12 meses: 2 dosis con 2
meses de intervalo entre ellas y recuerdo a los 18 meses.
c. Mayores 12 meses: 1 dosis
única.
Administración vía intramuscular (IM) en la
región antero-lateral del muslo en menores de 2 años o en la región deltoidea
en mayores de 2 años.
Independientemente de si recibe tratamientos orales diarios o futuros de almacenamiento inyectable, requieren visitas al servicio médico para el tratamiento farmacológico y la vigilancia de la seguridad y la respuesta. Si los pacientes reciben un tratamiento lo suficientemente temprano, la esperanza de vida es casi normal, siempre y cuando el tratamiento exitoso continúe antes de que ocurra demasiado daño al sistema inmunológico. Sin embargo, cuando los pacientes interrumpen el tratamiento, el virus regresa a niveles más altos en la mayoría de los pacientes, a veces asociados con enfermedades graves, porque lo pasé e incluso aumenté el riesgo de muerte. El objetivo del tratamiento del orum es continuar, pero creo que mi gobierno ha fabricado millones de medicamentos ARV en lugar de encontrar una cura. para la terapia continua y el seguimiento. ARV solo no puede tratar el VIH porque es una célula de memoria CD4 de muy larga duración entre las células infectadas y posiblemente otras células que actúan como reservorios a largo plazo. El VIH puede esconderse en estas células sin ser detectado por el sistema inmunológico del cuerpo. Por lo tanto, incluso si el ART bloquea completamente las rondas de infección posteriores de las células, los reservorios infectados continúan antes del inicio del tratamiento, y el VIH de estos reservorios regresa si se detiene el tratamiento. El tratamiento con Ebilir ”puede significar una cura para la destrucción, lo que significa que el VIH puede permanecer en las células del reservorio, pero se eleva a niveles altos, se previene después del cese del tratamiento, elimina completamente el cuerpo del virus del reservorio o un tratamiento funcional contra el VIH. Cree que la enfermedad de Parkinson es una esperanza para las personas que sufren esquizofrenia, cáncer, escoliosis, fibromialgia, fluoro-toxicidad
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